Mientras morìa nuestra madre en el Hospital de Oncologìa en 1982
Tomàbamos tè con limòn al tiempo que escuchàbamos a Juan Sebastiàn Bach
o miràbamos series policiales en el aparato de televisiòn
o simplemente dormìamos la siesta
o concurrìamos a la escuela primaria (jornada completa)
o veìamos pelìculas de terror clase B
o se desarrollaba la Guerra de Malvinas
-prolegòmenos de la caìda de la Dictadura cìvico-militar-empresarial
o jugàbamos al tenis en el frontòn o en las canchas de River Plate
(le alcanzàbamos la pelota a la joven Gabriela Sabattini)
o tomàbamos clases con Jhonny para ingresar al Nacional Buenos Aires:
nos hablaba de Jhonny Tedesco y el Clù del Clown
o soñàbamos con jòvenes desnudas cuyas miradas y cuyos pezones nos anonadaban, nos hipnotizaban:
miserablemente fracasamos en el ingreso al Nacional Buenos Aires
a pesar de que habìamos leìdo Juvenilia en las noches de invierno
y nos identificàbamos con su joven protagonista
pero lamentablemente debido a una pèsima estrategia didàctica
no logramos el puntaje requerido
no entramos raspando, por un pelo de punta:
desarrollamos los temas correspondientes
incluso nuestro futuro ex colega de al lado pispeaba nuestro examen
pero todo fue inùtil: por màs que desarrollàsemos los temas
fracasamos extraordinariamente a causa de una incorrecta estrategia:
nos enfrascamos en el estudio de la Historia argentina
(que conocìamos al dedillo)
pero descuidando la matemàtica, la euclìdea geometrìa,
la gramàtica castellana, la argenta geografìa incluyendo la ruta 2.
El inicio de la Guerra de Malvinas nos encontrò semidormidos de mañana
frente a una lluvia minuciosa de papeles blancos y rollos de cocina
o de blanco papel higiènico que caìa de los balcones
junto con gritos, aplausos, sonrisas
como si no se tratara de una guerra sino del Mundial de Fùtbol de 1978.
Mientras madre fallecìa interminablemente en el Hospital de Oncologìa
una guerra se desarrollaba a diestra y siniestra, especialmente una guerra
mediàtica, psicològica,
consistente en colectas colectivas que duraban horas y horas
conducidas por cèlebres locutores y conductores televisivos
o radiales:
artistas, jugadores de fùtbol, personas comunes, todos colaboraban
con sus joyas, con sus pocos dineros, ignoràndose hasta el dìa de la fecha
què catzo se ha hecho de todo ese dinero patriòticamente recolectado:
hoy sabemos a ciencia cierta que los jòvenes conscriptos
nuestros Hèroes de Malvinas
fueron asesinados
los mandaron al muere como carne de cañòn
frente a las grandes potencias imperialistas, neocoloniales,
bàsicamente anglosajonas
como si eso pudiera salvar a la dicha Dictadura
que se caìa a pedazos: no obstante, la Plaza de Mayo estaba
totalmente llena de gentes que vivaban al Dictador
al Torturador y sus adlàteres, sus secuaces
y victimarios
quienes asesorados durante años
por militares franceses y norteamericanos
se dedicaron a torturar y desaparecer durante años
a una parte de la poblaciòn civil
en unos de los peores genocidios que se conocen en la Historia moderna
o contemporanea.
Madre agonizaba mientras tanto
en el dicho Hospital oncològico
sito en el Parque Centenario.
No habìa nada que hacerle: la ciencia no podìa hacer nada
frente a los agentes cancerìgenos que se derramaban
por toda la joven organicidad materna
como si no se tratara de nuestra joven madre (36 años)
sino de una materialidad corporea
que debe nutrirnos
impunemente.
El fin de la Dictadura dio paso a la Democracia y a la Primavera alfonsinista:
con el agravante que el radical gobierno heredò el desastre econòmico
producido por la susodicha Dictadura:
Deuda externa
Deuda privada estatizada
Fuga de capitales
Especulaciòn financiera
Inflaciòn desorbitada
Desindustrializaciòn
Destrucciòn del aparato productivo
etc. etc. etc.
Para entonces
Madre ya habìa muerto
hacìa mucho tiempo.